La nueva normalidad en la que se adentra Europa, y parte de Latinoamerica, será un lugar exigente. Habrá que perseverar en el uso de la mascarilla y las distancias de seguridad, incluso cuando no se perciba peligro alguno. Y, a la vez, ser muy flexible para cambiar de planes al vuelo cuando el virus haga acto de presencia. “Con la desescalada habrá nuevos brotes, es algo inevitable. Nos tendremos que adaptar a ellos y a las medidas que se tomen para controlarlos”.
Están inflados. Nunca gobiernos democráticos tuvieron tanta cancha para ejercer su poder: hace dos meses que les permitimos cualquier cosa porque estamos asustados por la enfermedad, por la muerte presente y prematura. Lo hacen, por supuesto, por nuestro bien; no hay razón más eficaz para hacerte obedecer que convencerte de que es “por tu bien”, y ahora estamos, con razón o sin ella, convencidos.
Tenemos que tener en cuenta que el rebrote del virus es posible como seguro de que va a pasar, no debemos romper con todo a tan solo poco que acabe esto, debemos plantarnos y no tirar a la basura todo lo que hemos logrado, qeudandonos en casa hacemos mucho y lo suficiente.
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